Según un estudio de investigación reciente hay que tener mucho cuidado si estamos tomando algún medicamento que contenga ácido linoleico conjugado (CLA), que es la principal sustancia de numerosos productos para perder peso.
El ácido linoleico conjugado que habitualmente se le abrevia como CLA, es un ácido graso muy frecuente en los aceites vegetales y en la grasa animal.
En 1990 Pariza y colaboradores comunicaron por primera vez información relacionada con los posibles efectos beneficiosos del ácido linoleico conjugado obtenido de la leche de vaca, y desde entonces son muchas las comunicaciones científicas que se han publicado sobre las propiedades atribuidas a este ácido graso:
- Efectos sobre el peso corporal. Reducción de la masa grasa total.
- Efectos sobre el colesterol. Diversas evidencias indican que una ingesta adicional de CLA ayuda a reducir los niveles de colesterol (LDL y HDL) así como los triglicéridos.
- Efectos sobre el sistema inmunitario. El aporte dietético de CLA permite elevar el nivel de nuestras defensas
- Efectos Antioxidantes. El CLA posee una gran capacidad para captar radicales libres.
Un trabajo publicado por investigadores españoles e irlandeses en Frontiers in Bioscience, advierte de que los beneficios se encuentran sólo en un tipo de compuesto del CLA, los isómeros cis, presente de forma natural en aceites vegetales y, especialmente, en la carne y la leche procedentes de animales rumiantes. Existe otro tipo de compuesto, los isómeros trans, derivados de forma artificial del ácido linoleico que no tienen esos efectos saludables sino más bien todo lo contrario.
Como se había visto su efecto positivo en ratones (pero sólo el de los isómeros cis), se derivó en la elaboración de cápsulas que son básicamente este compuesto [el CLA] pero en su etiquetado no dice qué isómero contiene, señala José Martínez-González, del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC) y coordinador del estudio.
Estos comprimidos llegan a contener hasta 3,6 gramos de compuesto puro. Una cantidad muy elevada que, como hemos visto en nuestro trabajo, genera diferentes efectos adversos en el organismo de los roedores, ha dicho el mismo investigador.
Básicamente, los investigadores observaron que cuando suministraban a los ratones los isómeros cis su organismo reaccionaba ligéramente de forma positiva, disminuyendo los niveles de colesterol y mejorando la función hepática. Sin embargo, aquellos a los que se les administró isómeros trans presentaban una distorsión en el nivel de lípidos (grasas), de la glucosa y de la insulina. Se producía además una degeneración del tejido hepático, con una pérdida de función y una exacerbación en la producción de glucosa. "Estos efectos se habían observado en investigaciones previas, nuestro estudio, además de constatar estos hechos, determina el mecanismo por el que se producen. Niveles altos de esta sustancia alteran la expresión de genes en el hígado", aclara este experto.
Jesús de la Osada, del departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de la Universidad de Zaragoza, miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) y otro de los autores del estudio, señala además que algunas marcas de leches ya incluyen en su composición los CLA, "pero nadie informa de qué tipo. Si han alimentado al ganado con mayor concentración de pipas de girasol, por ejemplo, los isómeros serán cis, pero si sólo se han añadido estos compuestos de forma artificial, tendrán los dos tipos de isómeros. No existe regulación sobre este tema".
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