Hoy Cataluña ha aprobado la prohibición de corridas de toros en su territorio, ¡bravo! dicen los toros, ¿pero es el momento más adecuado?, a los catalanes les va a costar unos montón de millones de euros esta prohibición.
A mi no me gustan las corridas de toros, tan solo he ido una vez y casi salí corriendo, fue impactante, tanta sangre, fue un auténtico horror, no volveré jamás.
Dejando a un lado mis sentimientos personales por el tema, pienso que en estos momentos, con la crisis que tenemos encima y que las Administraciones Públicas tienen que reducir gastos, esta decisión va a suponerle a la Comunidad de Cataluña y por tanto a sus ciudadanos un pastón.
La administración pública tiene una responsabilidad financiera con los agentes económicos a los que les prohibe el ejercicio de una actividad económica. Dicha responsabilidad tiene dos elementos fundamentales: el daño emergente y el lucro cesante.
El daño emergente son aquellos bienes propiedad del perjudicado y que este posee exclusivamente con el fin de desarrollar su actividad económica, dado que es la Administración quien le prohibe desarrollarla tiene que hacerse cargo de dichos bienes reembolsandoselos a precio de mercado.
En el caso de una empresa propietaria de una plaza de toros, el daño emergente incluye el bien inmueble, valor del solar y de la edificación, y los bienes muebles y cualquier otro bien que esta incluya.
Otros daños emergentes son los que comprenden el coste por las indemnizaciones para despedir a los trabajadores de todas esas plazas y las cláusulas por rescisión de contrato de la propiedad con la empresa gestora.
El lucro cesante son todos aquellos derechos individuales que se van a ver afectados por esta prohibición, la licencia de la actividad tiene en el derecho civil catalán una duración de 99 años, que es lo que se tendrá que indemnizar.
Según el estudio realizado por la Plataforma de Promoción y Difusión de la Fiesta, la cifra a indemnizar oscilaría entre 300 y 500 millones de euros, si lo dejamos en 400 milloncitos de euritos le va a suponer a cada uno de los 7 millones de habitantes de Cataluña 57 euros, a una familia de 4 miembros 228 euros de impuestos.
Me parece fantásticos que se quite cualquier divertimento o acción por activa o por pasiva que implique sufrimiento para los animales, pero en estos momentos es urgar excesivamente en una herida muy infectada.
Por otra parte pienso en el futuro del toro como animal, si en toda España o en todo el mundo se prohibieran las corridas, posiblemente se extinguirian, porque que yo sepa no existen en estado salvaje, y ningún ganadero los criará si no existe negocio, habría que ir pensando que se podría hacer.
miércoles, 28 de julio de 2010
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