Contemplo estupefacta al gran teatro que los políticos en España están desarrollando, cada vez estoy más convencida que son unos inútiles que nos arrastran hacia el abismo, que les importa un comino nuestro País y menos aún si cabe sus ciudadanos.
Parece que lo único que les interesa son ellos mismos, se han creado sus leyes para ser practicamente intocables, y vemos que para juzgarles por algún presunto delito hay que pasar por tanta burocracia que resulta muy difícil ponerlos en el banquillo e inviable que sea un jurado popular el que decida su inocencia o culpabilidad.
Es bastante contradictorio que sean los políticos los mismos que creen leyes para protegerse a si mismos y más aún que los ciudadanos que les han elegido en las urnas no puedan juzgarles. Si claro, los ciudadanos les juzgaremos en las próximas elecciones, pero en mi opinión les deberíamos poder juzgar siempre.
A mi la corrupción si me interesa, considero que un político que esté involucrado en cualquier tipo de corruptela debería ser cesado de su cargo e inhabilitado de por vida.
Par mi un político debería ser una persona que se considera capaz de hacer algo positivo por su País y por sus conciudadanos, y por ello se presenta voluntariamente para ocupar un cargo desde el que pueda desarrollar y llevar a cabo esas ideas. Se supone que lo que pretende hacer lo ha debido exponer en los mítines y programas previos a las elecciones.
Pero una vez elegidos parece que se olvidan de lo que habían proclamado a voz en grito, se consideran practicamente intocables y parece que se dedican a enriquecerse, hacerse fotos, sentirse por encima de los demás y cosas por el estilo.
Y encima se consideran irresponsables, la culpa de lo que sea siempre los tienen otros, ellos nunca son responsables de nada, y si alguien los acusa se revuelven como fieras atacando a todo lo que se ponga a su alcance.
A mi es que me da igual el color del político, o de su partido si hablamos de corrupción, porque considero que aprovecharse de una posición de privilegio para sacar tajada de lo que sea es inadmisible; y que esa persona si tuviera un mínimo de credibilidad y de honorabilidad debería facilitar a la opinión pública todos los datos si se considera inocente y por supuesto que debería denunciar a quienes le hayan apuntado sin motivo.
Pero lo que yo veo en estos momentos es que cuando a un político se le acusa de haber aceptado regalos debido a su cargo, no solo no demuestra su inocencia sino que carga contra todo lo que tiene a mano, ya sean jueces, otros partidos, policía, funcionarios, otros ciudadanos. Y al final resulta que la sensación que tengo es que si, que acepto todos los regalos que le hicieron empresas que estaban interesadas en tenerlos contentos, empresas que han conseguido mucho dinero público, es decir mucho dinero nuestro, de los impuestos que pagamos todos. Y que si se han quedado sin ser juzgados no es porque sean inocentes sino porque en alguno de los escalones de la burocracia había alguien que era íntimo amigo y le ha salvado.
Si la legislación actual no considera delito aceptar regalos a la clase política por su cargo, esa legislación debería ser corregida, para mi, si un político acepta regalos de cualquier tipo debido al cargo que ocupa, su credibilidad es nula. Y me da igual si ha sido él personalmente, quien ha firmado para que quienes les hicieron los regalos obtuvieran contratos o cualquier otra cosa pública.
Porque al final la impresión que tengo, es que los que se presentan voluntariamente a políticos, lo único que persiguen es el euro fácil.
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